Estamos en 2021 un año que pasara a la historia por el de la
crispación y la irritabilidad permanente del personal.
Algunos se dedican a insultar desde sus medios digitales a
compañeros de profesión, otros descargan sus frustraciones con el primero que
tienen más cerca.
Los menos optan por el silencio y la lectura, esperando
escampe el temporal.
La gente anda con los nervios a flor de piel.
Demasiada tensión en el ambiente se refleja en todo lo que me
rodea. Si descargara mis frustraciones en un blog supongo que me lo cerrarían
en el minuto tres.
Si lo hiciera sobre mi familia, seguramente me habría llevado
mil bofetadas.
No soy rencoroso, el tiempo pone a cada uno en su lugar, por
mucho que algunos se enojen y vivan en ese estado permanente, acabaran dejando
este mundo.
La gente no recordará más aquello que hayan intentado.
Si tuviera que ajustar cuentas pendientes no haría otra cosa
con todos esos médicos que me dejaron por paciente imposible desde 1997, pero
no vale la pena, la crueldad con los pacientes se paga cara, el destino se
encarga de ello.
No vale la pena vivir amargado, la vida es demasiado corta
para estar siempre enfadado.
Resulta curioso ver como periodistas de una edad y con cierta
trayectoria se insultan, se mandan mensajes cruzados a través de sus medios y
en el mejor de los casos se escriben extensos artículos volcando su bilis, unos
sobre otros.
Mientras la gente normal está crispada por lo mal que se lo
ha hecho pasar por un virus que vino de lejos.
La prensa va por un camino.
La gente por otro distinto, más pendiente, por no perder la
salud y el trabajo…
Es bonito ver como la sociedad se va abajo como el agua, por
el sumidero de una piscina.
Nadie parece darse cuenta de que todo obedece a una
estrategia bien diseñada para que la gente cambie su forma de vida.
Últimamente, solo veo caras tristes y tensas.
La tristeza se ha apoderado de todo, nada es como antes, la
frialdad lo inunda todo.
El mundo ha cambiado a peor, un mundo más hostil y agresivo
donde la gente no sonríe como antes.
No vale la pena intentar luchar contra todo.
Si tienes un problema, ningún político, ni burócrata te ayudará
a resolverlo y se pueden lo acrecentarán.
La vida ha cambiado a peor, pero nadie parece haberse dado
cuenta.
Están demasiado tensos para pensar que los políticos y la
prensa van en el mismo barco, el de los profesionales de la crispación a los
que todo sale gratis.
Vivir del presupuesto público siendo malvado sale muy
ventajoso, poniendo normas para dificultar la existencia, los demás les reporta
grandes beneficios, el político dicta y la prensa sumisa obedece con la excusa
de ser correctos y dóciles.
Es bonito ver como unos pocos manipulan al resto como
marionetas cuyos hilos cortan cuando dejan de ser productivos y útiles.
Las personas han pasado a ser números de usar y tirar, las
ciudades son más hostiles e inseguras, nadie apoya a otro en problemas…
La frase “De esta saldremos mejores” es una mentira más de la
prensa, pero no importa a la prensa se le compra cualquier argumento por falaz
que este sea.
Ningún medio puede ser crítico, todos dependen de la suculenta
publicidad institucional, cuya finalidad es rebajar el nivel de crítica contra
quien gobierna.
No importa si el barco se hunde y si el ambiente es cada vez más
opresivo, para eso están los televisores y el futbol para tener entretenido al
personal mientras su vida se convierte en un montón de facturas y días grises.
El maravilloso nuevo mundo ya está aquí, caras tristes,
tensas y lágrimas para llegar a fin de mes, mientras la televisión miente y
os lleva por donde quiere como el resto de la prensa.
Quizás cuando despertéis sea demasiado tarde…
Bienvenidos a la sociedad gris y manipulada propia de una película
de ciencia ficción, sin pastillas para escapar, salvo que apagáis la televisión
y empecéis a desconfiar de la prensa y los políticos.
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