Si el Clasicismo fue la búsqueda de la perfección, Mozart fue quien la alcanzó, a menudo con una facilidad que exasperaba a sus contemporáneos. Como dijo alguien (probablemente un músico celoso), "Mozart no componía música; simplemente la recordaba".
El Genio Temprano y el Viajero Incansable
Nacido en Salzburgo en 1756, Mozart fue el niño prodigio definitivo. A los seis años ya tocaba el clavecín y el violín con maestría, y componía pequeñas piezas. Su padre, Leopold, un músico talentoso por derecho propio, se dedicó a exhibir a su hijo por toda Europa.
Estos viajes fueron cruciales: absorbió estilos de Italia (ópera), Francia y Alemania, integrándolos todos en su lenguaje único.
La Faceta Más Clara: La Música Instrumental
En su música instrumental, Mozart es el epítome del equilibrio:
1. Conciertos para Piano: Compuso 27. Aquí es donde vemos la interacción perfecta entre el solista y la orquesta. El diálogo entre el piano y la orquesta en sus conciertos es tan fluido que parece una conversación entre dos amigos íntimos, nunca una batalla. El Concierto para Piano n.º 21 (con su famoso segundo movimiento, "Andante") es pura luz.
2. Música de Cámara: Sus cuartetos de cuerda dedicados a Haydn son obras maestras de conversación entre los cuatro instrumentos. No hay jerarquías; todos los violines, la viola y el chelo tienen algo importante que decir.
El Corazón Dramático: La Ópera
Si bien sus sinfonías son brillantes, es en la ópera donde Mozart demuestra su comprensión más profunda de la naturaleza humana. Él tomó las formas clásicas y les dio vida con personajes inolvidables.
Mozart y su libretista, Lorenzo Da Ponte, formaron una de las parejas más fructíferas de la historia. Juntos crearon tres óperas maestras que aún hoy definen el género:
Las bodas de Fígaro (1786): Una comedia de enredos sociales y sexuales, donde el sirviente es más inteligente que su amo. La música fluye con una energía inagotable.
Don Giovanni (1787): Una mezcla única de comedia y tragedia (un *dramma giocoso*). Musicalmente, es asombrosa; el personaje de Don Giovanni siempre se mueve en un terreno armónico oscuro y seductor.
Così fan tutte* (1790): Una exploración cínica sobre la fidelidad femenina. Musicalmente, es una joya de la escritura vocal.
El Final Inacabado: El Réquiem
La vida de Mozart fue corta (murió a los 35 años en 1791) y estuvo marcada por problemas financieros y de salud en sus últimos años.
El final de su vida está envuelto en leyenda, centrada en el Réquiem en Re menor, K. 626. Fue encargado anónimamente por un conde que quería pasar su música por obra propia. Mozart, sintiendo que componía su propio réquiem, trabajó en él febrilmente mientras enfermaba.
El Réquiem es la cumbre de su arte dramático. El "Dies Irae" es terrorífico y poderoso, mientras que el "Lacrimosa" es una súplica conmovedora y sublime. Mozart murió antes de terminarlo; fue su alumno, Franz Xaver Süssmayr, quien lo completó basándose en los bocetos de su maestro.
Mozart nos dejó un legado de más de 600 obras. Es la prueba de que la profundidad emocional no necesita el drama del Romanticismo; a veces, solo necesita una melodía perfecta y una arquitectura impecable.